Las vitalidades (Ángela Segovia, 2022)
Hace 2 años


Algunas veces la Fotografía hace aparecer lo que nunca se percibe en un rostro real (o reflejado en un espejo): Un rasgo genético, el trozo de si mismo o de un pariente que proviene de un ascendiente. La fotografía ofrece un trozo de verdad, con la condición de trocear el cuerpo. Pero dicha verdad no es la del individuo, que sigue siendo irreductible ; es la del linaje.
La imagen cambiante de alguien a lo largo de una vida es algo que me interesa. Todas esas formas de la misma persona que son pasado. Es difícil y complicado determinar en que momento es él mismo, o en que imagen se reconoce...
Cuando miro fotografías de un niño que ha dejado de serlo, pienso en que ya no existe. La cuestión surge a partir de la imagen como registro de ese estado cambiante, porque es lo único que nos deja constancia de lo que ha sido. Estamos hechos de temporalidad...

Cuando era niña, el día de reyes ponía los zapatos en la puerta de casa para que me los llenaran de caramelos... o carbón. Recuerdo la ilusión de la espera y el olor a nuevo de los regalos.